jueves, 24 de septiembre de 2020

Viaje peregrino hacia el reino divino de Kevin Santiago Jiménez Luna

Despierto…no recuerdo quién soy, ni lo que hago, deambulo por lo que parece ser un mundo trágico, voy casual, en mi lomo llevo algo pesado, en mi cabeza una voz cálida con matiz de misericordia repite: “no hagas nada raro hasta haber llegado”, no sé por qué, pero le hago caso, mis extremidades se han sublevado como si conocieran el Odiseo camino por el que ahora vamos. Observo sombras lúgubres deambulando a su destino condenado, al cabo de un rato veo poderosas fieras de metal que con solo rugir ensordecen mis tímpanos…las observo bien, no son más que carcazas dominadas por espectros ya marchitados, extraño de mi pues ya no me fastidian sus lamentos, creo que me adapto, con cautela traspaso un puente gigante de arquitectura del ingenio raro, aquel es resguardado por criaturas antropomórficas ancestrales de ópalo fino, pero ya gastado, en sus manos llevan un relámpago destructor, me vigilan a cada rato, su mirada ejerce presión, camino un tanto calmado, a mi derecha veo luces blancas llenas de algún tipo de esperanza, pero también van de prisa...en cierto grado tienden a lo fútil, a mi lado izquierdo observo destellos rojos, emanan humo corrosivo que trastorna lo que toca. El cuerpo me ha llevado a salvo de los espectros, y las criaturas del mundo trágico, he subido y bajado por infiernos y mares dañados, miasmas corrosivos y salvajes ambientes de los restos humanos. Mi ser entero ahora responde, solo debo subir los peldaños puros de perla lacado, emanan una fulgurosa energía, intrigado me acerco, él me mira, me analiza y me cuestiona, me considera un invasor malo, le contesto que mi cuerpo fue el que me trajo, entonces por un último rezagó suyo extiendo la mano. Me adentro al reino divino, me paralizo por todas las maravillas que van más allá de lo imaginado, seres celestiales de múltiples formas y colores van para todo lado, se adentran en bellos palacios, pequeñas utopías que los distinguen unos de otros, sus creaciones se hacen realidad, las mías también, aprendo, cambio, eventualmente me transformo en uno de ellos, es un espacio superior a cualquier otro plano. En el horizonte lejano observo al mal en humo negro materializado, acercándose lentamente al reino amado, dispersando todo, alejando todo lo vanagloriado, mi iris se oscurece, lentamente y calmado cierro los ojos cansados. Despierto.

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